Triángulo de la tristeza: la polémica candidata a mejor película en los Oscar

La cinta, dirigida por el sueco Ruben Östlund, es una cruda crítica a los multimillonarios y a la industria de la moda.
 
Triángulo de la tristeza: la polémica candidata a mejor película en los Oscar
Foto: El capitán marxista (Woody Harrelson) está al frente del yate de multimillonarios. / Foto: Coproduction office
POR: 
Revista Diners

La arruga que tenemos entre las cejas tiene un nombre: triángulo de la tristeza (disponible en Prime Video). O por lo menos, así es como lo llaman los cirujanos plásticos, quienes en tan solo 15 minutos la desaparecen con botox. Y es ese mismo nombre el que le puso el director sueco Ruben Östlund a esta polémica cinta que ha incomodado y ha puesto a pensar a la mayoría. Hoy compite en una de las categorías más importantes – sino la más – de los Premios Oscar.  

Östlund, con dos Palma de Oro en Cannes, inspirado en la profesión de su esposa quien es fotógrafa de moda, analizó este mundo desde el lado más ridículo y absurdo de esta industria. Es así como llega a esta sátira con dosis de humor negro para burlarse de la superficialidad de algunos. 

(Para seguir leyendo: ¿Por qué ‘Todo En Todas Partes Al Mismo Tiempo’ podría ganar el Óscar a mejor película?)

Gustar o no, esta cinta puede resultar desagradable, incómoda y a veces hasta ridícula para los sensibles de estómago, vomitiva, pero es una película que vale ver varias veces, repensar y cuestionar porque sin duda es reflejo de cómo funciona parte del mundo actual. El 99% de la población mundial posee menos riqueza que el 1% más pudiente de la población del planeta. 3.600 millones de personas en el mundo poseían, en 2015, igual riqueza que 62 personas ricas.

Esta película se centra en la historia de Yaya y Carl, una pareja de modelos e influencers que están acostumbrados a recibir todo gratis debido a su apariencia y sus seguidores en redes sociales. Foto aquí, foto allá. Conversaciones huecas y solo poses. Contradicciones en su discurso políticamente correcto, así como una falta absoluta de empatía con el mundo que habitan. Así trancurre la primera parte de la película, divida en tres fracciones muy claras. Hasta que uno de los regalos que reciben es la invitación a un lujoso yate donde el dominio de los millonarios sobre la tripulación es evidente y marcada. 

(Le puede interesar: En la película ‘Ellas hablan’ los atacantes no son demonios, son hombres)

Östlund se va de frente y sin miramientos contra los influencers, en primer lugar, y luego contra los millonarios. Es en el yate donde transcurre la segunda parte de la historia. En mitad del mar, la pareja de influencers se encuentra con un grupo de ricos abstraidos de la realidad, que ven al otro como una mercancía. Cenan con una pareja de ancianos británicos comerciantes de armas; conocen a un ruso que vende “mierda”… y el capitán del barco es un borracho marxista que no sale de su habitación. 

La película llega a su punto más impactante cuando en la cena del capitán una tormenta hace perder el rumbo del barco, y los millonarios, mareados, se desbordan en vómito. Una escena para taparse los ojos. Luego, llega el ataque de unos piratas que termina con el naufragio del yate. Solo un reducido grupo sobrevive y termina en una isla, donde los roles sociales se invierten pues el dinero, en este lugar, no vale absolutamente nada. 

Las críticas frente a esta historia, que apropósito tiene un final desconcertante y que da a varias interpretaciones, son varias y contrarias. No hay ninguna que la odie por completo, así como tampoco que la ame al cien por ciento. Pero sin duda es una película que incomoda, especialmente a ese 1 por ciento, algo que necesita el cine en la actualidad.

Más sobre los Premios Óscar: ¿Hará historia ‘Sin novedad en el frente’ en los Premios Óscar este domingo?

         

INSCRÍBASE AL NEWSLETTER

TODA LA EXPERIENCIA DINERS EN SU EMAIL
marzo
12 / 2023