Adrien Brody: “hay muchas películas, pero pocas se materializan de una manera tan significativa como esta”

Diners conversó con Adrien Brody, el actor neoyorquino que logró una de las actuaciones más sólidas del año pasado con su papel en El brutalista, que le ha valió un Globo de Oro y un Óscar a mejor actor.
 
Adrien Brody: “hay muchas películas, pero pocas se materializan de una manera tan significativa como esta”
Foto: Foto Universal Pictures
POR: 
Mario Amaya

El galardonado actor Adrien Brody regresa con fuerza a la gran pantalla en El brutalista, un drama que explora las complejidades del arte, la migración y los ideales personales frente a la adversidad.

Gracias a este papel, Brody ha recibido varios reconocimientos, entre estos el Globo de Oro como mejor actor dramático, y sin duda la película es una de las grandes favoritas a ganar varios premios Óscar. Brody interpreta a László Toth, un arquitecto húngaro que, tras sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial, emigra a Estados Unidos con la esperanza de reconstruir su vida. Inspirado por el movimiento arquitectónico brutalista, Toth canaliza sus experiencias en diseños que buscan reflejar la crudeza y la belleza de la condición humana.

Sin embargo, sus ideales se enfrentan a un mundo marcado por la ambición y el pragmatismo, lo que lo obliga a tomar decisiones que pondrán a prueba su integridad y sus relaciones personales. Brody no está solo en esta aventura cinematográfica, ya que el reparto incluye a Felicity Jones como su esposa, Erzsebet, una mujer cuya fortaleza y sacrificio son fundamentales en el viaje del protagonista, y Guy Pearce como Harrison Lee Van Buren, un magnate que se convierte en el cliente más importante de Toth.

Adrien Brody, ganador del Óscar por El pianista en 2003, ha demostrado una y otra vez su capacidad para sumergirse en personajes complejos y llenos de matices. En El brutalista aporta una intensidad emocional que equilibra la vulnerabilidad con la determinación, ofreciendo una interpretación que muchos críticos ya califican como una de las mejores de su carrera. En la película se tocan temas universales, en un contexto histórico en el que no solo se explora la vida de un hombre, sino también cuestiones como el costo del sueño americano, la lucha entre el arte y la industria, y la resiliencia frente a las adversidades.

Al situar la historia en medio del brutalismo, un movimiento arquitectónico caracterizado por su honestidad estructural y su funcionalidad, Corbet logra trazar un paralelismo entre la visión de Toth y su lucha personal. Brody nació el 14 de abril de 1973 en Nueva York y creció en un ambiente que fomentó su creatividad. Su madre, Sylvia Plachy, es una renombrada fotógrafa húngara, y su padre, Elliot Brody, un maestro de historia.

Desde joven, Adrien mostró interés por la actuación y comenzó a formarse en academias de arte dramático antes de debutar en pequeñas producciones cinematográficas y televisivas. Su primer gran papel llegó en 1998 con Restaurante, aunque el reconocimiento masivo llegó en 2002, cuando Roman Polanski lo eligió para protagonizar El pianista. En su interpretación como Władysław Szpilman, un músico polaco que lucha por sobrevivir durante el Holocausto, Brody entregó una actuación tan conmovedora como devastadora.

Por este trabajo ganó el Óscar a mejor actor. Tras el éxito de El pianista, Brody se estableció como un actor de renombre internacional. Y en lugar de encasillarse, optó por diversificar su filmografía, tomando riesgos con proyectos de diferentes géneros. Apareció en películas de gran escala como King Kong (2005), dirigida por Peter Jackson, donde interpretó a un guionista que se embarca en una peligrosa expedición a una isla misteriosa.

También incursionó en el cine independiente con títulos como The Darjeeling Limited (2007), de Wes Anderson, mostrando su afinidad por el estilo visual y narrativo único del director. A lo largo de su carrera, Brody ha trabajado con algunos de los cineastas más aclamados de la industria. Además de Polanski, ha colaborado con Terrence Malick en La delgada línea roja (1998), Woody Allen en Medianoche en París y en Gran Hotel Budapest (2014) y otras películas de Wes Anderson.

(Adrien Brody: un actor hambriento de desafíos)

“Han pasado décadas”, dijo Brody tras haber ganado el Globo de Oro, al reflexionar sobre su carrera desde su victoria en los Óscar del 2003 por El pianista hasta ganar su primer Globo de Oro como mejor actor dramático por El brutalista en 2024. “He tenido una vida y una carrera bastante largas, con muchos altibajos (…). Esto me ha dado perspectiva y me ha permitido apreciar profundamente este momento, porque puede desaparecer de nuevo en el tiempo”, aseguró.

¿Cómo se siente Adrien Brody tras haber ganado el Globo de Oro?

Estoy muy agradecido. He tenido una carrera muy bendecida, pero sigue siendo un desafío encontrar trabajos como este. Experimentar un triunfo nuevamente en tu vida, con un papel que refleja también las luchas de mi familia y las dificultades que enfrentaron, es algo sanador y gratificante; esto me ha dado una base sólida como actor.

¿Qué le atrajo de este proyecto?

Muchas cosas. Pero cuando leí el guion, hace más de cinco años, me conmovió profundamente. El personaje tiene muchos matices, y está lleno de humanidad y complejidad. La narrativa es tan increíblemente íntima como grandiosa. Tenía una gran admiración por los trabajos anteriores de Brady Corbet y por eso sabía que haría algo maravilloso con esto, pero superó mis expectativas.

¿Cómo se preparó para interpretar a un arquitecto húngaro sobreviviente del Holocausto?

Bueno, he tenido una vida llena de influencias que me han permitido comprender muy íntimamente este personaje y sus circunstancias. En cierto sentido, la investigación y el compromiso que dediqué a interpretar a Władysław Szpilman en El pianista, hace más de veinte años, me dieron una visión y un contexto para todas las luchas que László dejó atrás, que esencialmente forman el trasfondo de esta película. Ahora, él llega a Estados Unidos en un nuevo viaje.

Foto Universal Pictures

En la película se abordan el trauma de la Segunda Guerra Mundial, los horrores de esa época y las esperanzas y sueños de emigrar a Estados Unidos, ese llamado sueño americano y la experiencia del inmigrante. Estoy muy familiarizado con la experiencia migratoria, con la resiliencia necesaria y los sacrificios implicados. Mis abuelos y mi madre huyeron de Hungría en 1956, durante la Revolución húngara. Tuvieron un viaje similar, emigraron a Estados Unidos en los años cincuenta, al igual que László, y empezaron de nuevo como extranjeros.

Eso está muy presente en mi vida. Es algo que aprecio profundamente, y me sentí afortunado de poder honrar.Esta narrativa y mi interpretación de un personaje que ha pasado por estas experiencias.

¿Cómo se puso en los zapatos de Toth para decidir interpretar a ese hombre?

Toth es un personaje bellamente escrito y construido en el guion, pero también uno con el que sentí una familiaridad inmediata y una comprensión profunda. Pienso que yo estaba bien preparado para interpretarlo. Algunos quizás conozcan el trabajo de mi madre, Sylvia Plachy, una maravillosa fotógrafa en Nueva York, pero también es una inmigrante que huyó de Hungría. Al igual que László Toth, ella empezó de nuevo, perdió su hogar y persiguió el sueño de ser artista.

Entiendo mucho sobre las repercusiones de eso en su vida y su trabajo como artista. Creo que es un hermoso paralelo con las creaciones de László, es decir, cómo han evolucionado y cómo la psicología de la posguerra influye creativamente en un trabajo y en todos los aspectos de la vida desde ese momento.

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Entonces, ¿lo tomó de manera muy personal?

Esta es una película increíblemente reflexiva, aunque sea ficción. Se siente muy real para mí. Eso es algo muy importante: encarnar un personaje, hacerlo real, y que una cinta como esta no solo represente el pasado, sino que nos lo recuerde. Debemos aprender de él.

¿Se inspiró en otras formas de arte, además de la arquitectura brutalista, como la música, la pintura o el cine?

Además de pinturas o fotografías hermosas que evocan la época y el lugar, Brady compartió con el elenco muchas de sus inspiraciones en su dirección.

Fue muy generoso con eso, ya sea para ayudarnos como actores en nuestro proceso o simplemente por su entusiasmo. Algunas veces nos mostraba imágenes o capturas de pantalla de las grabaciones diarias. Eran como pinturas maravillosas de otra era. En lo personal, me sumergí en las complejidades del diseño y la arquitectura como forma de arte. Nuevamente, cómo el trauma pasado influye en un artista y cómo nuestras experiencias en la vida siguen fortaleciendo nuestro trabajo, como actor y como hombre.

A medida que crezco, puedo compartir mi viaje y el de otros, y las pérdidas de quienes me rodean, con los personajes que habito. Hay un hermoso paralelismo entre todo esto y las formas de arte, las cuales se nutren unas de otras.

¿En qué se parece la arquitectura al arte durante la historia?

Brady me dijo alguna vez que gran parte de la ambición de mi personaje, de luchar contra todo el sufrimiento para crear algo inolvidable, es el mismo viaje de un cineasta tratando de crear algo imperecedero, enfrentando todos los obstáculos que encontramos en este medio creativo. Intenté reflejar eso en mi trabajo, apoyando su visión y el trabajo que todos aspiramos a hacer. Como sabes, hay muchas películas, pero pocas llegan a materializarse de una manera tan significativa como esta.

Foto Universal Pictures

¿Cómo fue trabajar con Felicity Jones como su esposa?

Es una persona encantadora y una actriz extraordinaria. Aportó muchísimo a esta película: una gran fortaleza, inteligencia y sensibilidad. Era muy importante que la dinámica entre estos personajes funcionara. Él pasa toda la primera mitad de la película anhelándola. Y ella es genial. Su contribución al éxito del filme es maravillosa.

Como actor judío, ¿cómo conecta el antisemitismo que enfrenta su personaje con la vida actual?

Lamentablemente, hay mucho antisemitismo. Es algo de lo que este personaje huye, esa persecución de la que es objeto, no solo por ser judío, sino por sus creencias artísticas y sus valores. Ser oprimido, juzgado y excluido. Y luego llegar aquí con esperanzas y sueños, dejando eso atrás; el hecho de que esos desafíos sigan existiendo, de que aún sucedan, me resulta muy íntimo. Roles como este y otros que he interpretado me hacen sentir muy agradecido de ser parte de relatos que abordan este y temas que se exponen en la película.

         

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marzo
2 / 2025