Enrique Bunbury: “Me gusta investigar, aprender y sorprenderme a mí mismo”

Diners habló con el artista español Enrique Bunbury sobre el lanzamiento de su álbum ‘Cuentas Pendientes’, su regreso a los escenarios en Bogotá y las reflexiones más íntimas que marcaron esta etapa de su carrera.
 
Enrique Bunbury: “Me gusta investigar, aprender y sorprenderme a mí mismo”
Foto: Enrique Bunbury, Cuentas Pendientes
POR: 
Óscar Mena

A Enrique Bunbury no se le puede medir con las mismas reglas que al resto de la industria musical. Sus letras son reflexiones y análisis de la vida misma y cada álbum que estrena es un manifiesto emocional que se arriesga con nuevos sonidos para incomodar y marcar la diferencia en el mundo mainstream.

Vea también: Esta es la lista de los conciertos que no puede perderse en 2025

Tras dos años de espera, el español vuelve con Cuentas Pendientes, un trabajo discográfico que se aleja de los experimentos electrónicos de discos como Curso de Levitación Intensivo o Posible, para mirar de frente a las influencias de antaño nacidas en Latinoamérica y su tierra natal.

Para hacer más loable su proyecto musical, Bunbury decidió grabó este álbum en el silencio reverberante del Desierto de los Leones, un parque natural en las afueras de Ciudad de México, para convertir sus Cuentas Pendientes en un viaje íntimo, casi litúrgico, por los rincones del folclore hispanoamericano. 

Y es allí donde nacen canciones cómo: Para llegar hasta aquí, Te Puedes a Todo Acostumbrar y Las Chingadas Ganas de Llorar, que exponen al oyente al sonido puro de la guitarra española, el piano y el contrabajo, acompañado con una letra cuidadosamente escrita como poesía. 

En Diners, hablamos con el artista sobre su proceso creativo, el peso de las expectativas y la forma en que el tiempo reescribe las obsesiones de siempre:

*Bunbury se presentará el 28 de junio en el Movistar Arena -donde ya hizo sold out- y el 5 de julio en Medellín en el Centro de Eventos La Macarena, con Huracán Ambulante Tour. Además de su presentación en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, este sábado 26 de abril de 5 a 6 p. m. en el auditorio José Asunción Silva.

Este álbum suena muy personal, casi como leer el diario de Enrique Bunbury. ¿Lo siente así o son más bien pensamientos recopilados? 

No te creas. En este álbum hay bastantes canciones que no hablan exactamente de mí, hay personas y personajes más o menos cercanos o lejanos que han inspirado estas canciones. Pienso en Loco, por ejemplo, que habla de un homeless, o en Te puedes a todo acostumbrar del talento desperdiciado por un joven poeta, u otras que hablan de personas más cercanas. 

Es un disco que no tiene un tema único, ni se puede decir que sea conceptual, más allá de lo estrictamente genérico y sonoro. Ahí sí que podemos decir que el álbum busca un tratamiento instrumental y de arreglos que unifica las canciones y la mirada a la música popular hispana y latinoamericana, la tradición y la raíz de los cantos de ida y vuelta.

¿A quién le dedicó este álbum, en quién pensó cuando decidió escribir estas canciones?  

No hay una dedicatoria específica. No he pensado en nadie en particular. Son canciones que surgieron en momentos distintos que tienen en común lo orgánico, el placer de la música interpretada con excelencia y sensibilidad, alejándome de los sonidos más genéricos y mainstream, digitalizados y con un sonido excesivamente parejo. 

Algunos fanáticos lo describen como ese ser que ha visto al demonio a los ojos y no vio el mal en él sino al ser necesitado de comprensión. ¿Qué opinión tiene al respecto? 

Me gusta esa visión. Sería una manera muy hermosa de ver la dispersión en las temáticas de las canciones. Siempre me sorprende, para bien, la visión que tienen otros de mis discos y canciones. Encuentros nuevos significados e interpretaciones que me parecen igual de válidas o incluso descubren aspectos que no había siquiera imaginado.

¿Considera que el que escucha a Enrique Bunbury requiere una cierta madurez musical o sensibilidad particular?  

Espero que no haga falta, pero es cierto que para muchos de los que me siguen, algunos de los giros que he realizado, más hacia lo contemporáneo y la electrónica, o hacia el rock y sus posibles variantes o mirando hacia la tradición y el folklore, a veces no sienten excesiva afinidad. 

Porque no todo el mundo siente la misma atracción por músicas tan diversas. Posiblemente para disfrutar de algunos aspectos rítmicos y armónicos de la variedad de géneros de la música hispana y latinoamericana, haya que realizar cierta inmersión y conocer de dónde vienen y cómo surgen estás músicas de encuentros, muchas veces con una riqueza que no es apreciable en una simple escucha superficial. No sé si lo que hago se puede definir como madurez musical, pero tampoco creo que los más jóvenes tengan porque necesariamente escuchar música simple o hedonista. Hay jóvenes interesados por el jazz, la música clásica, el vals criollo o músicas más complejas.

¿Considera que Enrique Bunbury lo arriesga todo sin temor al fracaso o lo arriesga todo sin temor al éxito? 

No sé hasta qué punto ser tú mismo es un riesgo. Yo me guío por la intuición. Sé que la música tiene la capacidad de llegar a los corazones de la gente de las más diversas formas. 

La vida misma nos lleva por caminos raros. Acepto que mis decisiones no sean excesivamente populares o mainstream, pero creo que hay músicas que consiguen un público amplio, sin necesidad de hacer lo mismo que esté sonando mayoritariamente en la radio. Además, el problema de la moda es que pasa de moda.

¿Qué opinión tiene sobre la relación estrecha que hace el público de este trabajo con Licenciado Cantinas

Entiendo que no es la primera vez que me asomo a la música de raíz popular en nuestro idioma. Hubo acercamiento en la trilogía con el Huracán Ambulante (Pequeño, Flamingos y El Viaje a ninguna parte) y también, en Licenciado Cantinas, en el que revisionaba el cancionero latinoamericano desde la perspectiva de una banda de rock. 

Este álbum, es un disco con canciones propias y creo que contiene un mayor conocimiento y profundidad en ese acercamiento. He grabado con músicos excelentes, conocedores de los distintos géneros. Músicos que no provienen del rock y con una instrumentación basada en la guitarra española, el piano, la percusión y el contrabajo. Hay conexión y hay matices importantes que los diferencian. Pero me parece bien que cada uno llegue a sus propias conclusiones que podrán variar con las escuchas y la convivencia con el disco.

¿Este es un regreso a sus orígenes o es una evolución que los fanáticos no esperaban?  

El tiempo toma sus propias decisiones. No sé en realidad cuáles son mis orígenes. Empecé en una banda de rock, pero la música que me rodeaba cuando era pequeño sonaba más parecido a lo que suena en este álbum. Lo que los más fanáticos esperan de un disco mío siempre es una incógnita y no lo puedo saber con certeza. Creo que muchos de los que me han seguido en todos estos años, saben que me gusta investigar, aprender y sorprenderme, primero a mí mismo, para poder sorprender a los demás. Supongo que una parte de estos que me siguen, lo que desean es que tome las decisiones que guie mi intuición en cada momento.

Suena a Bunbury, pero también a influencias latinas muy marcadas como la guitarra española, cumbias, bolero e incluso son cubano. ¿Lo concibió de esa manera? 

Sí, hay todo lo que indicas, además de rumba, copla española, bossa nova o vals criollo. Lo concebí como un intento de aportar nuevo material a un cancionero histórico y maravilloso que aportaron los grandes de la canción popular en nuestro idioma. Ojalá alguna de estas canciones pueda estar a una altura digna y considerable.

¿Diseñó Cuentas Pendientes para escuchar de corrido, como en un crescendo de historias y reflexiones?  

Me encantaría que se escuchara entero. Sé que muchos eligen dos o tres canciones para confeccionar sus playlists o que escuchan canciones sueltas en playlists confeccionadas por algoritmos. Yo creo que el formato álbum es maravilloso. Recoge el sentir y el estado de forma de nuestros artistas favoritos en un momento concreto. Es un periodo de composición, una era con un concepto y una obra que precisa de su escucha atenta y completa para ser entendida en su totalidad.

¿Cuentas Pendientes está diseñado para acompañarlo con su más reciente libro La Carta? 

No. De hecho, La Carta tiene una relación directa con mi disco anterior, Greta Garbo. Fue el momento en el que me bajé de los escenarios y pensé que no iba a poder tener ese contacto directo con los que me siguen, a través de las giras y conciertos. Por eso iniciamos esa correspondencia directa y de ahí surgieron las canciones que conformaron ese álbum.

¿Siente la presión de que al público le guste su trabajo o siente que ya está por encima del bien y del mal? 

No estamos por encima del bien y del mal. Por supuesto que espero que el disco encuentre su público. Y que guste. Es un álbum grabado con mucho corazón y delicadeza. Me importa. Creo que hay canciones de valor y que merecen la atención. ¿De quién? Eso ya no depende de mí. Es el oyente quien decide qué discos le interesan y cuáles no. Y es posible que algunos de mis seguidores no conecten, igual que es posible que otros que nunca se interesaron por mi música, ahora me descubran. Sea lo que sea, lo aceptaré con resignación y de buena gana.

Díganos cómo se siente al hacer sold out en Bogotá casi tres meses antes de su presentación en el Huracán Ambulante Tour 2025… 

Bogotá se ha convertido en una ciudad imprescindible en mis tours. Siempre es un placer visitar la ciudad y el público es maravilloso. Recuerdo el último show en el Movistar Arena en 2023 como uno de los grandes conciertos de esa tanda de Shows Únicos. Lo disfruté como no te puedes imaginar y muero de ganas de volver, muy agradecido por la respuesta tan contundente y entusiasta por parte de los colombianos. ¡Ahí nos veremos pronto!

         

INSCRÍBASE AL NEWSLETTER

TODA LA EXPERIENCIA DINERS EN SU EMAIL
abril
25 / 2025