Gabo y su aversión a la corbata

Revista Diners
Desde Barcelona, su residencia habitual desde hace ya varios años, García Márquez “garrapatió” estas líneas, de su puó y letra, como memorial terrible contra el “corbatismo”. Fiel militante de los “descorbatados, Gabito ha marchado en primera fila exhibiendo cuellos libres y desabrochados.
En su última visita a Colombia llegó, inclusive, a escandalizar a la tropical Barranquilla con camisas salpicadas por violentos colores. Tanto, que los choferes de taxis ya no lo llamaban por ninguno de sus apellidos, sino por el sobrenombre “trapoloco.
No deja de reflejarse en sus garabatos, pleno y exultante, el clásico gesto del remate de una gran faena: Gabo acaba de terminar, por fin, su novela “El otoño del patriarca”.
Su conocida autoinconformidad parece ya vencida y los borradores van ya rumbo a las imprentas. Su risa preside la libertad de su cuello, más a menudo, por las calles de Barranquilla.