Arte INUIT: el Ártico Canadiense se toma el Museo del Oro

Hasta el 19 de marzo se podrá apreciar la exposición “Anurijuq, el viento sopla”, en el Museo del Oro de la capital. Son 36 esculturas contemporáneas que nos invitan a descubrir una cultura tan lejana y enigmática como la inuit.
 
Arte INUIT: el Ártico Canadiense se toma el Museo del Oro
Foto: Foto cortesía Museo de Bellas Artes de Montreal
POR: 
Sandra Martínez

Al ingresar por la puerta del Museo del Oro no hay que subir por las impolutas escaleras que dan la bienvenida al lugar, sino tomar el ascensor y descender hasta el piso –2 para ver la exposición “Anurijuq, el viento sopla”. En esta sala comienza un interesante recorrido por la cultura de aquellos habitantes del Ártico canadiense de los cuales muy poco se sabe.

Ante las obras que aparecen, cada espectador parece formularse la misma pregunta: ¿Cómo hicieron los inuits para sobrevivir en medio de un clima tan gélido y complejo? Las paredes de la sala están teñidas de color morado. Hay varias fotografías a gran escala, como la de un hombre que toca lo que parece ser una pandereta gigante sobre una inmensa roca en la bahía de Baffin.

También hay una pequeña escultura protegida en un cubo de vidrio. Es de piedra serpentina, tendón, cuerno de caribú y marfil de morsa, pero no tiene título. Representa a un chamán con las rodillas dobladas, la mirada perdida y la boca desdentada; en la mano izquierda carga varios amuletos en marfil. La escultura pertenece a Judas Ullulaq (1937-1999), un reconocido artista inuit que plasmó uno de los temas más recurrentes en el arte de esta cultura: la espiritualidad.

“El chamán se encargaba de mantener la alianza entre los seres humanos y el mundo de los espíritus. Sabía conjurar la suerte y sanar las enfermedades; se podía transformar y viajar hacia el mundo de los espíritus, hacia el más allá e incluso hasta la Luna, desde donde guiaba a los cazadores de caribús y de otras presas. Podía interceder ante la mujer del mar para calmarla y restablecer la armonía. El sistema de creencias, la cosmología y la mitología inuits se basaban en un chamanismo animista, donde todas las cosas poseían un soplo, un espíritu”, se lee en uno de los textos de la exposición.

Foto cortesía Christian D’Laytz

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El territorio INUIT


Pero vamos por partes. Inuit Nunangat es la región geográfica, política y cultural de los inuits, que abarca a los inuvialuits (que viven al norte de los Territorios del Noroeste y del Yukón), el Nunavut, el Nunavik y el Nunatsiavut —casi un tercio de Canadá—. En una de las paredes hay un mapa para dimensionar y entender el lugar en el que habitan.

A partir de la segunda mitad del siglo XX, los inuits del Ártico canadiense dejaron su vida seminómada y se establecieron en esta región. Se comenzó a valorar y comercializar su arte, que se convirtió en una notable fuente de ingresos.

Esta muestra es un ejemplo de la importancia que ha tomado en el escenario global; presentada por el Museo de Bellas Artes de Montreal (MBAM), está basada en piezas de la colección de Lois y Daniel Miller, prometidas en donación al museo; la curaduría estuvo a cargo de Jacques Des Rochers, curador principal de arte quebequense y canadiense del MBAM, en colaboración con Louis Gagnon, historiador de arte, y Olivia Lya-Thomassi, artista multidisciplinaria.

Juan Pablo Quintero, curador y arqueólogo del Museo del Oro, explica que anualmente hace varias colaboraciones e intercambios con otros museos del mundo para llevar y traer exposiciones. El año pasado llevaron al MBAM, en cocuraduría con el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (Lacma), una exposición llamada “El universo en tus manos”, que reunía 400 objetos de varias comunidades indígenas colombianas.

Ahora el MBAM trajo esta muestra al país para acercarnos más al universo inuit. “Hay una modernización que impacta la forma en que se habita el territorio; las nuevas tecnologías cambiaron su manera de habitar; en los asentamientos se mezcla lo tradicional con lo nuevo, aunque existe una nostalgia por sus tradiciones que se refleja en su arte”, afirma.

Animales, costumbres y espíritus


De una manera sencilla y clara, la exposición está dividida en cuatro temas: el territorio, la fauna, las tradiciones y costumbres, y las creencias, mitologías y espiritualidad de los inuits. El curador y arqueólogo del Museo del Oro asegura que la muestra tiene un carácter antropológico, que pretende mostrarle al público cómo vive la gente en estos sitios tan remotos, en qué creen y cómo se adaptan.

Foto cortesía Christian D’Laytz

“En la sección del territorio se muestra cómo los inuits se relacionan con su espacio —explica Quintero—; hay, por ejemplo, una escultura en la que un grupo de personas en un barco intenta cazar una beluga. En la fauna, existen representaciones de caribúes, osos, búhos, morsas y otros animales, pero con un carácter antropológico, porque los inuits no separan el mundo animal del mundo humano, algo que sí se hace en Occidente.”

“En las tradiciones y costumbres, se destacan su solidaridad y el valor que le dan a compartir, pero también se visualiza el impacto que tienen los sentimientos, por ejemplo, de marginalidad, que aún persisten. Y, finalmente, en las creencias, mitologías y espiritualidad, hay espíritus, gigantes y chamanes muy presentes, a pesar de que su vida se haya modernizado.”

Si bien es imposible hablar de cada escultura, hay dos que sobresalen. La primera es Desesperanza (1995), de David Ruben Piqtoukun (1950), elaborada en piedra serpentina, blanca y roja. Es el rostro de un hombre triste que carga con los efectos devastadores del alcohol (sobre sus hombros, hay una botella destapada); su cuerpo, además, ha sido traspasado por dos agujeros que le han robado su energía vital.

Foto cortesía Christian D’Laytz

En el texto de la exposición se dice que “la obra es un grito de alarma que denuncia no solamente el alcoholismo sino su causa, la situación endémica e insostenible de un pueblo que ha sido colonizado y desposeído de su cultura”. La otra escultura, titulada El oso chamán (1981), es también de Piqtoukun. Hecha con piedra esteatita y marfil, parece a simple vista un oso parado en las dos patas, derecho, imperturbable. Sin embargo, al detallar la espalda, se ven las costillas de un hombre. Es un chamán en trance que cambió de apariencia al invocar al oso polar, un poderoso espíritu tutelar.


Antes de irse, no deje de ver Lumaajuuq, un cortometraje animado de cuatro minutos, dirigido por la cineasta Alethea Arnaquq-Baril. La historia, contada por medio de unos delicados dibujos, se basa en una leyenda inuit y explora temas de venganza, justicia y perdón.

         

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febrero
3 / 2025