¿Por qué vale la pena conocer Chile?

Revista Diners
Es el caso de Bellavista, una zona con un aire bohemio y cultural, donde está La Chascona (despeinada), una de las casas del poeta Pablo Neruda. Allí se encontraba con su amante Matilde Urrutia. La pasión del poeta por el mar resulta evidente en la decoración del comedor, que imita la cabina del capitán de un barco. Es aconsejable reservar el tour guiado con un día de anticipación.
En este sector también está The Aubrey, un hotel boutique en una antigua mansión renovada. No muy lejos de allí se encuentra el Patio Bellavista, un complejo que reúne varios restaurantes, cafés y tiendas. Ideal para hacer una pausa al mediodía y elegir entre las diferentes ofertas gastronómicas que ofrece. Para tomar un trago en la noche y escuchar música en vivo, el Bar Constitución es un imperdible.
Si le gustan los anticuarios, artesanías y galerías, puede recorrer el barrio Italia. Sus fachadas de colores y calles pintorescas lo hacen un lugar perfecto para caminar. Los fines de semana es cuando más gente lo visita. Se recomienda terminar el paseo en el restaurante Casa Luz, para disfrutar de uno de los mejores pisco sour de la ciudad. Son famosos también por sus patatas bravas y la merluza austral con risotto de quinua. Otro de sus atractivos lo constituye el Carménère, un eco-hotel familiar y acogedor, donde cada una de sus cinco habitaciones lleva el nombre de un valle chileno. Además, tienen una cava donde ofrecen catas de vino y quesos.
Para una experiencia donde gastronomía y cultura se unen, no puede dejar de ir a la famosa Peluquería Francesa, en el barrio Yungay. En el primer piso funciona una tradicional barbería fundada hace 145 años y en el segundo está el Boulevard Lavaud, restaurante francés decorado con peculiares antigüedades –todas para la venta–. Los fines de semana es punto de encuentro de los santiaguinos chic que quieren disfrutar de buenos mariscos y un ambiente divertido.
Al vino, vino
No puede irse de Chile sin haber recorrido alguna de las bodegas-viñas que han hecho famoso al país alrededor del mundo. La mayoría ofrece visitas guiadas, catas y algunas tienen restaurante. Una de las más populares es la de Concha y Toro, ubicada en la zona de Pirque, a solo 45 minutos de Santiago. Fundada en 1883, abre sus puertas para develar los secretos de sus vinos.
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El Valle de la Luna en el desierto de Atacama
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En las Antiguas Terrazas de Pirque –tras aprender sobre el proceso y el trabajo que necesita la producción del vino– tendrá impresionantes visuales de los viñedos mientras saborea un carménère Casillero del Diablo. Uno de los principales atractivos de la viña son sus antiguas bodegas, entre las que destaca “Casillero del Diablo”. Se enterará de la famosa leyenda que dio a conocer el vino chileno en el mundo. Allí encontrará el carácter y la nobleza de las tradicionales cepas chilenas degustando Marqués de Casa Concha Cabernet Sauvignon. La visita finaliza en el Wine Bar, donde puede probar los vinos Premium, acompañados de tapas y variedad de quesos.
Esquí en la nieve
A tan solo 46 kilómetros de Santiago, en las faldas del cerro El Plomo, está el valle Nevado, uno de los centros de esquí más modernos de Chile y Suramérica. Cuenta con más de 3.000 hectáreas de áreas para esquiar y tiene las pistas más difíciles del país, con alturas entre los 2.860 y los 3.670 metros. En julio, por ser la época más solicitada, solo es posible quedarse durante una semana. Para más flexibilidad se recomienda ir en junio, agosto o septiembre. Uno de los lugares más recomendados para hospedarse es el Hotel Valle Nevado –uno puede esquiar hasta el balcón de la habitación–, cuenta con piscina climatizada, spa y un bar con una enorme chimenea. Las vistas son espectaculares y tiene un muy buen restaurante también.
Cerca de las estrellas
Para una experiencia inolvidable, bien merece visitar el desierto de Atacama, el más seco del mundo. Diversos factores, como escasas lluvias, cielos despejados, alturas entre los 2.410 y los 4.270 metros y ningún tipo de contaminación, han creado las condiciones perfectas para mirar las estrellas. Los hoteles de la zona ofrecen excursiones para aprovechar al máximo la naturaleza. Podrá visitar las lagunas altiplánicas, los géiseres del Tatio y el valle de la Luna, ubicado en la cordillera de la Sal, un lugar fuera de serie, con dunas y extrañas formaciones de arena que se asemejan al paisaje lunar.
El Tierra Atacama Hotel & Spa (en San Pedro de Atacama) es una llamativa construcción que se adapta al terreno, con enormes ventanales para apreciar el paisaje y uno de los lugares recomendados para hospedarse. Además, tiene un hermoso jardín, piscina, spa y un restaurante de comida típica.